} ::-moz-selection { Background: #7BD6B3; color: #5E5E5E; text-shadow: none; } ::selection { background: #7BD6B3; color: #5E5E5E; text-shadow: none; }

martes, 5 de noviembre de 2013

Realidad- Una palabra, una historia

Cruzamos miradas y no pude evitar enojarme. ¿Acaso nunca se dió cuenta? ¿Acaso él nunca sintió ese hormigueo en todo el cuerpo cuando lo miraba? Si él no lo sintió, ¿entonces por qué yo sí?

Nuestra "relación" se resumía a miradas, saludos y sonrisas disimuladas. Eso era cuando ambos nos encontrábamos en la misma sala y con gente alrededor. Pero,
si nos hallábamos cada uno en su respectivo cuarto, cada uno con su teléfono o, en el mejor de los casos, con su computadora, entonces nadie podía con nosotros. Podíamos hablar por horas y horas. Cada uno sabía los gustos y debilidades del otro. Sabíamos nuestras pasiones, defectos y virtudes. Sabíamos de memoria nuestras canciones favoritas. Podíamos citar todas las películas que el otro había visto y también nos sabíamos de memoria su escena favorita. Yo sabía, por ejemplo, que él amaba tomar mate los sábados por la tarde. Él sabía que yo amaba comer cereal, avena y leche en las mañanas.
A veces incluso  me parecía que él me conocía mejor que lo que yo.

Y, a pesar de todas las horas que "hablábamos", nos compotábamos tan distantes... ¿Acaso vivíamos en realidades diferentes y nos era imposible comunicarnos, a no ser que fuese a través de un aparato electrónico? Cómo comencé a odiar nuestra relación y cómo lo odié a él. Estaba harta de esta farsa. Estaba harta de que nuestra relación en la realidad se redujera a miradas tímidas. No podía aguantar más. Necesitaba que me estrechara en sus brazos y me llenara de besos. Entonces me decidí. No podía creer lo que hacía. Me levanté de mi asiento y sin dejar de mirarlo me acerqué hasta su mesa. Le sonreí y con toda la seguridad que encontré en mí, le dije : -¿Vamos a tomar un café?
En ese momento nuestras realidades se consumaron en una sola.

Image and video hosting by TinyPic


2 comentarios:

Hola amigo lector.
Sentite a gusto de comentar lo que querrás, siempre y cuando no ofendas a algún lector o autor. ¡Muero de felicidad con cada comentario que me dejas!
Gracias.

¡Disfruta del blog!